Camila, la justicia y el equilibrio de la balanza
Qué difícil empezar a escribir esta columna a sabiendas que lo que la alimenta es el cobarde asesinato de una pequeña niña de ocho años. Descansa en paz, Camila.
El pasado miércoles 27 de marzo en el rango del medio día, Ana Rosa Aguilar se comunicó con la mamá de Camila para que le permitiera ir a su casa a jugar y chapotear con su hija menor en una alberca inflable.
Leo que ambas mujeres eran vecinas y que las niñas se conocían con anterioridad habiendo jugado previamente en más de una ocasión. Motivo por el cual el permiso fue concedido y Camila se fue caminando solita a un lugar que ya conocía y que estaba cerca de su casa.
Por la tarde, su mamá fue a buscarla, pero la vecina le informó que la pequeña nunca llegó. Asumo que tuvo un profundo estado de shock, sus papás comenzaron a buscarla y fue entonces que, a través de cámaras de vigilancia instaladas de forma privada por la zona, confirmaron que la niña sí había entrado a la casa a la cual había sido invitada.
Sin embargo, en esos mismos videos, en el rango de las 14:00 horas se puede ver a Ana Rosa subiendo una canasta con ropa a un taxi........© El Universal
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