Democracia de lucha libre o democracia de boxeo |
En México solemos confundir espectáculo con competencia real. Y pocas metáforas lo explican mejor que la diferencia entre la lucha libre y el boxeo cuando este último es derecho.
La lucha libre es un espectáculo. No pretende engañar a nadie: hay máscaras, narrativa, héroes y villanos. El combate es aparente. El resultado no surge de la fuerza, la técnica o la estrategia, sino de una decisión tomada con anticipación por el administrador del show, en función de la taquilla, la popularidad o la conveniencia del momento. El público participa, grita, se emociona y toma partido, pero el guion ya está escrito. La pelea ocurre, sí, pero el desenlace está definido desde antes.
El boxeo, cuando es derecho, cuando no hay mano negra, es otra cosa. Es un deporte con reglas claras y conocidas por todos. Dos boxeadores suben al ring en igualdad de condiciones, con un árbitro visible y jueces obligados a justificar su decisión. Gana quien se preparó mejor, quien ejecutó mejor su estrategia o quien logró el golpe certero. Puede haber polémica, pero........