Indicadores vs. narrativas

Decía la semana pasada que, aunque los indicadores de ejecución del Gobierno sufren de enanismo, al Presidente no le está yendo tan mal en lo que le importa: la implantación de un nuevo modelo de país, un Estado hipertrofiado por los esteroides anabólicos de sus reformas.

Esa reflexión me llevó a ver con más claridad el divorcio que existe entre la manera como la oposición y la crítica juzgan al Gobierno y la manera como este se mide a sí mismo. No se pueden compatibilizar esos dos discursos, pues son prácticamente idiomas distintos. Eso explica, en buena medida, la dificultad para hacer acuerdos, e incluso para que una parte del país entienda a la otra.

La oposición y la prensa juzgan al Gobierno por medio de parámetros convencionales. Se enfocan en variables como el (bajo) crecimiento del PIB, la (creciente) tasa de desempleo, el (elevado) indicador de ‘riesgo país’, las (catastróficas) tasas de inversión en la economía, etc. Se........

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