A rienda suelta

Nadie va a tumbar al Presidente. Él debería saberlo, a menos que la paranoia se lo encubra. En la oposición no hay acuerdos sobre candidatos, estrategias electorales o posturas frente a los proyectos del mandatario; mucho menos va a haber una conspiración oculta para derrocarlo. Las mafias y los grupos armados tampoco tendrían motivos para deshacerse de un Gobierno que, cada vez que el país es ultrajado por ellos, pone la otra mejilla.

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La posibilidad de que pierda su investidura como resultado de la investigación que le abrió el Consejo Nacional Electoral a su campaña es igual de remota. Aun si el caso avanza y se llegan a imponer sanciones a los directivos –escenario que tiene como enemigo al calendario, ya que el proceso prescribe en junio de 2025–, una eventual acusación contra el mandatario tendría que pasar por la Comisión de Acusación de la Cámara de Representantes, donde la mayoría........

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