El país viene preguntándose por la lógica económica de pensar en una nueva reforma tributaria, en momentos en que registramos una marcada desaceleración económica. Recordemos que el PIB real estará creciendo solo al 1 % anual durante 2023-2024 y que el recaudo creció 12 % real en 2023, afectándose negativamente la inversión privada.

Además, la inversión productiva cayó 9 % real en 2023, principalmente por sobrecarga tributaria y alta incertidumbre debido a reiterativos ataques gubernamentales a la iniciativa privada. El efecto de las tasas de interés sobre la inversión fue un factor menor, ya que la tasa repo real del BR tan solo promedió 1 % real en 2023, cercano a su promedio histórico.

La motivación para tal reforma tributaria radicaría en que hasta Ocampo y Bonilla finalmente se percataron del daño que vienen haciendo los excesos de carga tributaria empresarial. Y por eso proponen sustituirla por incrementos en tributación de los adinerados formales. Pero resulta que el 65 % de la población adulta se mantiene en informalidad, luego si se condiciona la reducción de las cargas empresariales al incremento del recaudo en personas naturales, me temo que seguiremos restando potencial a la inversión productiva, ahora a solo al 18 % del PIB.

Nótese que las brechas en la estructura de recaudo son inmensas: mientras el recaudo empresarial en Colombia bordea 5,5 % del PIB frente al 3 % observado en países Ocde, el recaudo de personas naturales en Colombia tan solo llega al 2,2 % del PIB frente al 8,3 % del referente Ocde. Y esto no se soluciona elevando las tasas de tributación de personas naturales, bordeando ya el 30 % efectivo al incluir el imporriqueza, sino incrementando también el recaudo del IVA. Este recaudo se ubica 3 pps del PIB por debajo del valor compatible con una tasa general del 19 % (luego se tiene baja cobertura en IVA, como lo advierten organismos internacionales).

Cabe aplaudir que Colombia haya hecho el gran esfuerzo de elevar su recaudo del 14 % del PIB al 16,6 % durante 2021-2023, alcanzando el promedio observado en América Latina. Empero, cabe ahora discutir cómo podría mejorarse el recaudo territorial (siendo lo más técnico ampliar la cobertura del IVA y así mejorar el SGP).

En paralelo, debe acotarse el exceso de gasto en que se ha enfrascado el Estado colombiano. Ejercicios recientes de Fedesarrollo y Carf ilustran cómo la expansión del gasto primario (antes de intereses) fue de +4 pps del PIB, pasando del 16 % del PIB al 20 % durante el periodo 2019-2024. De entrada, este incremento del gasto público (+4 % del PIB) duplica el incremento del recaudo (+2 %, arriba explicado). Así, al añadirse la expansión en el pago de intereses (otros 2 pps del PIB), se tiene un desbordado gasto público que totaliza un 24 % del PIB y que explica una alta relación deuda bruta / PIB del 64 %.

Los populistas discursos de Petro dan a entender que tal expansión del gasto hubiera tenido que ver con los pobres. No obstante, las cifras indican que el grueso de tales incrementos correspondió: uno, a reembolsos al fondo de combustibles (1,1 % del PIB, pero manteniendo subsidios al diésel); dos, a regresivas pensiones (0,9 %); y, tres, mayores gastos en salud, resultantes de insuficiencia UPC (0,6 % del PIB). Luego solo una cuarta parte del mayor gasto se explica por verdadero apoyo a los más necesitados.

Nótese que a estas cifras tocaría añadirles pronto los negativos efectos de leyes discutidas en el Congreso que agravarían faltantes en pensiones y salud (mientras tanto, el ministro Bonilla da falsos partes de tranquilidad al señalar que no se requerirían mayores recursos). Pero ello solo ocurrirá mientras se financian con cotizaciones obligatorias a Colpensiones, pues en paralelo expanden su déficit estructural. Así que los ministros de Hacienda de Petro nos han venido dando falsos partes de tranquilidad fiscal, cuando el cartucho del mayor recaudo se está es dilapidando, en vez de ampliar la inversión.

SERGIO CLAVIJO

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Excesos de gasto público

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17.03.2024
El país viene preguntándose por la lógica económica de pensar en una nueva reforma tributaria, en momentos en que registramos una marcada desaceleración económica. Recordemos que el PIB real estará creciendo solo al 1 % anual durante 2023-2024 y que el recaudo creció 12 % real en 2023, afectándose negativamente la inversión privada.

Además, la inversión productiva cayó 9 % real en 2023, principalmente por sobrecarga tributaria y alta incertidumbre debido a reiterativos ataques gubernamentales a la iniciativa privada. El efecto de las tasas de interés sobre la inversión fue un factor menor, ya que la tasa repo real del BR tan solo promedió 1 % real en 2023, cercano a su promedio histórico.

La motivación para tal reforma tributaria radicaría en que hasta Ocampo y Bonilla finalmente se percataron del daño que vienen haciendo los excesos de carga tributaria empresarial. Y por eso proponen sustituirla por incrementos en tributación de los adinerados formales. Pero resulta que el 65 % de la........

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