Pepes

Uno trata de no empelicularse. Uno hace lo mejor que puede para no sumarse a las teorías de conspiración, ni perderse en las sospechas de novela policiaca que producen las noticias colombianas: “Yo no creo”, repite con el deseo cuando se entera de alguna atrocidad presuntamente cometida por un empleado público. Uno se dice todo el tiempo que la gran mayoría de nuestros funcionarios son de fiar: que son, en efecto, nuestros. Pero esa confianza ciudadana, que es la fuerza de gravedad de la democracia, se va al demonio –por ejemplo– cuando el exdirector del DPS es buscado por el mundo acusado de ser el cabecilla de una red de corrupción estatal llamada “las marionetas”. Y se vuelve desengaño apenas se escucha al coronel Aguilar confesándole a la JEP que él se inventó los temibles Pepes.

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El coronel recordó la podredumbre porque quiere ser recibido, como agente del Estado, por la Jurisdicción Especial de Paz. Contó que en la finca de alias Puntilla los........

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