Entre la intrascendencia y la obediencia
El gobierno Petro se ha vuelto tan intrascendente que lleva tres semanas paralizado y nadie se había dado cuenta. La lentitud con la que avanza el cambio de ministros que anunció el Presidente mantiene al Gobierno como suspendido. Las pocas (poquísimas) políticas, planes, programas y proyectos que se habían puesto en marcha en algunos ministerios se han frenado de manera intempestiva. Todo quedó dependiendo de los cambios. Mientras que los ministros y sus asesores se consumen en la incertidumbre de esperar una llamada telefónica que les diga si se quedan o si se van del cargo, o la publicación de un trino presidencial que les notifique su revelo, los mandos medios se acomodan en sus sillas para ver qué trae el nuevo ‘jefe’. Y el resto de la burocracia pública se prepara para otro “arrancar de cero” que seguro llegará con el nuevo funcionario. Pero eso ya a nadie le importa. Conforme a los criterios de
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