De electores a ciudadanos

La marcha del 21 de abril será uno de los hechos políticos más trascendentes de las últimas décadas en la política colombiana. Gestada como un “acto voluntario absoluto” y sin un líder o caudillo determinado que la dirigiera, ni un partido u organización que se pudiera apropiar de ella, la movilización de miles de colombianos fue una expresión colectiva que ha puesto al Gobierno y a la clase política ante una nueva realidad. No solo desafió al poder instituido de un presidente que quiere imponer sus reformas a la brava. También se llevó por delante al frágil sistema partidista, incapaz de cumplir con su papel de reflejar y tramitar los asuntos de la sociedad que deben representar.

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Para comenzar hay que decir que, más allá de los hechos puntuales, la movilización se constituyó en la primera gran expresión de lo que bien podría calificarse como la primacía de lo público en Colombia. En un país regido por la cultura del atajo, en que........

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