Siendo estudiante de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad de Navarra en la ciudad de Pamplona, en España, asistí a unas jornadas sobre información ante el dolor que debatían sobre el deber ser –y no– del periodismo frente a situaciones de dolor y conflicto. Fue muy interesante observar los debates entre periodistas que iban y venían, donde algunos se rasgaban vestiduras mientras uno de los panelistas tan solo observaba en silencio. Entre planteamientos serios, egos y activismos se contrastaban ideas hasta que el hombre callado fue presentado: se trataba de un psiquiatra.