La muerte en serio y en broma

Cuando asisto a unas honras fúnebres eclesiales, junto con las campanas resuenan en mis oídos las palabras del poeta inglés John Donne (1572-1631): “Toda muerte me afecta. / No preguntes por quién doblan las campanas, / lo hacen también por ti”. En términos simples, la muerte de otro es un recordatorio de que la muerte también nos toca. Ahora, viviendo la década de los noventa, trato de eludir los sepelios para no oír el doblar luctuoso de las campanas. Sin embargo, las escucho, asordinadas, pero las escucho, y pienso para mis adentros que lo que trato es de ignorar a la Señora Muerte, no obstante sentir que me respira en la nuca en todo momento.

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Consciente de que estoy viviendo tiempo extra, y teniendo al frente mi espectro, reflexionar sobre mi propia muerte es cosa inevitable. Mis hermanos y mis amigos del alma ya han partido casi todos. Me doy cuenta de esa realidad cuando noto la necesidad de aquellos momentos felices que disfruté en su compañía y que no los........

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