Efectivamente, jamás la supervivencia de la humanidad ha estado tan amenazada como lo está hoy por la locura bélica y la desmesura del desarrollo capitalista. Una terrible y paradójica amenaza; puesto que es el modelo civilizacional autoritario y capitalista de vida -dominante hoy en el mundo y supuesto promotor del bienestar humano- el que la ha hecho surgir y no para de promoverla. Al punto de que la humanidad se encuentra hoy ante el dilema de cambiar dicho modelo para sobrevivir o seguir manteniéndolo (pese a amenazar su supervivencia) y resignarse a correr ese riesgo existencial.
Que se reconozca o no, este es el dilema que se nos plantea hoy a todos los seres humanos y al que los contemporáneos debemos o deberemos dar de más en más una respuesta; pues es obvio que, ser o no ser conscientes de esta amenaza y adoptar la actitud consecuente (sea por instinto de supervivencia o por no resignarse a renunciar al deber de seguir haciendo humanidad), será decisivo para el porvenir de la humanidad y del mundo.
Ser consciente de lo que el mundo es hoy y reconocerlo es pues un imperativo categórico ético y existencial. No solo por ser la verdad una necesidad para poder cambiar la realidad sino también para incitarnos a luchar contra la desesperanza y lo que amenaza nuestro porvenir y el de la humanidad. ¡Lucha más necesaria hoy que nunca y no solo por razones políticas de justicia social, también por lógica y dignidad existencial!
Además de que, como lo dijo Camus........