Dentro del ecologismo, y también dentro de Ecologistas en Acción, la organización en la que participamos, existe un importante debate alrededor del despliegue de captadores de energías renovables con alto contenido tecnológico (a partir de ahora renovables industriales, para simplificar). Es un debate que probablemente nunca zanjemos y que ni siquiera haga falta cerrar, pues nos ayuda a aprender y evolucionar. En este texto vamos a defender, con asertividad pero con respeto hacia las personas con las que compartimos organización y mirada ecologista, una visión crítica con el despliegue masivo, empresarial y especulativo de las renovables industriales que hoy es hegemónico en la península ibérica. Lo hacemos sin usar palabras gruesas para adjetivar otras opiniones y partiendo del reconocimiento de que podemos errar. Nuestro objetivo es contribuir a fomentar un marco de diálogo constructivo.
Siendo éste un debate muy amplio, plural y con muchos matices, podemos identificar al menos un eje de polarización claro: por un lado, se encuentran quienes apuestan, aún con reservas, por una rápida y masiva implantación de renovables industriales a pesar de que no conlleven cambios estructurales en el actual sistema socioeconómico (lo que no quiere decir que muchas de esas personas no anhelen ese cambio). Por otro lado, quienes impugnamos el actual modelo de implementación masiva de renovables anteponiendo la necesidad de avanzar decididamente hacia un decrecimiento material vinculado a un cambio de modelo socioeconómico en clave anticapitalista. Pese a que contemplamos la posibilidad de una moderada implantación de renovables industriales, mantenemos una postura muy crítica frente al actual despliegue y, sobre todo, creemos que ahí no está la tecla clave que debemos pulsar.
Pero aún reconociéndonos en uno de los ejes del debate así planteado, pretendemos justamente cuestionar los términos dicotómicos en los que se ha venido planteando.
De hecho, vemos con preocupación cómo la discusión sobre la implantación de renovables industriales está centrando de manera simplificada el debate actual sobre la transición ecosocial en su vertiente más ambiental. Consideramos que se incurre en un grave reduccionismo y se asume la parte por el todo, relegando lo que tendría que ser un debate mucho más amplio y complejo en torno a las transiciones ecosociales, en el marco a su vez de un programa anticapitalista más amplio, debate que por ello debería incluir muchas más dimensiones. Una de las consecuencias de este reduccionismo es que toma cada vez más un cariz técnico dirigido por pequeños grupos de personas muy especializadas (no es casualidad que las discusiones estén copadas por un perfil muy homogéneo: hombres, blancos, del Norte Global, con estudios superiores...). Sin embargo, situar el foco en lo técnico deja fuera la dimensión político-social, que a nuestro juicio es crucial.
¿Qué orden político, económico y cultural podemos sostener con una matriz energética 100% renovable (y por tanto con una disponibilidad energética intermitente y que se encuentra dispersa, no concentrada, en el planeta)? ¿Qué agentes queremos que tomen las decisiones sobre el proceso de transición ecosocial, o dicho de otra forma, cuáles son los sujetos de las transformaciones? ¿Qué formas de colonialismo y otras relaciones de poder profundiza el capitalismo verde y digital en el que se inscribe el actual despliegue masivo de renovables industriales? ¿Cuánta energía sería necesaria si ponemos el foco en la reproducción de las vidas (y qué vidas) y no en la reproducción del capital? ¿Cómo se configurarían sociedades que asuman hasta el final que somos ecodependientes y que la prioridad social es el cuidado de todas las vidas en un........