El pinchaglobos

Hay en la sabana del centro de todas las ciudades un espécimen tosco y rudo, que camina lento y atento por si te localiza. Si lo hace, ya puedes empezar a temblar porque no tardará en dedicarte algún improperio al que te resultará difícil responder con elegancia. Tanto el original como los prototipos carecen por completo de tacto y si me apuras de vergüenza y, ante cualquiera de tus logros, tratarán con ahínco de denostarte y minusvalorarte.

El ejemplar del que te hablo, primero, te mirará con suspicacia para, después, encontrar la forma de descolocarte y hacerte sentir mal. Si es de día, te dirá que es de noche. Si tienes una mala semana, te urgirá a espabilar. Después, te preguntará por tu sueldo, te dirá que ganas poco y que........

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