El padre adúltero

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Una amiga poeta me mandó un texto sobre las infidelidades de su padre. “Un texto —me dijo— que nunca publicaré”. Desde que leí esas páginas de su diario siento un peso encima, no me las puedo quitar de la cabeza. Yo soy hija de un hogar así, de un padre absurdamente infiel, infiel hasta la náusea con las personas menos adecuadas, en los peores momentos, hasta en el lecho de muerte de mi madre, un maltrato descomunal. Un infiel, claro, protegido por todo un entorno al que nunca importó el impacto que su conducta tenía en la salud mental de mi madre, ni en la salud emocional de ese fracaso de fuimos.

Hemos escrito muy poco sobre lo que supone ser hija de un padre infiel. Tal vez porque la palabra “infiel” conlleva un juicio moral que nos disgusta; tal vez, también, porque la construcción de mujer liberada que nos hemos montado no admite preocuparse por esas cuestiones. Tal vez porque conocemos parejas que llegaron a un apaño que no fue perfecto pero fue sostenible y lo bastante amable. Y también porque hay todo un entramado de género que nos convence de que, si bien es una conducta grave,........

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