Investigados e investigables

No voy a negar que hay cuestiones de las que es difícil escribir. Que hay situaciones en que los charcos son tantos y tan profundos que no hay katiuskas suficientemente eficaces para evitarlos. Pero también es verdad que hay veces en las que hay que salir a la calle y arriesgarse a saltarlos, aunque acaben salpicándonos. Y esta es una de esas veces.

Soy fiscal y como tal no puedo dejar de expresar la profunda preocupación que me produce la situación en la que nos encontramos. Una situación que afecta a quienes cada día, en cada rincón de nuestro país, luchan contra la delincuencia y por defender los derechos de la ciudadanía, sin que su trabajo diario tenga nada que ver con lo que se decide en despachos con cortinajes de terciopelo muy diferentes a los precarios medios con los que desarrollan su labor. Y en eso tendría que estar todo el mundo de acuerdo, con toga o sin ella. Pero, por desgracia, no es así.

No obstante, no puede dejar de elevar mi mirada allí arriba, donde se deciden todas esas cosas que tanto cuestan de comprender y más aun de explicar. Y es que la noticia era una bomba la miremos por donde la miremos. El Tribunal Supremo daba luz verde a que se pudiera investigar al Fiscal General del Estado -además de a la Fiscal Jefa de Madrid- por una presunta revelación de secretos distinta de la nota de prensa en la que supuestamente se había cometido dicha revelación de secretos, que el propio Tribunal dice que no es........

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