Anatomía de Pedro

Lluvia incesante y milagrosa durante toda la Semana Santa. Buena para el campo pero mala para el turismo. Agua bendita para el agricultor pero maldición indescifrable para el cofrade. Quien estos días que hoy concluyen, y que para unos son festivos porque son sagrados y para otros son sagrados porque son festivos, reuniera en su persona la doble condición de campesino y capillita habrá debido de sufrir el ‘síndrome del corazón partío’.

Hosteleros y disciplinantes se habrán acordado no poco y no precisamente para bien del pío presidente andaluz Juan Manuel Moreno, que en plena cuaresma fue a ver al papa y le pidió que rezara para que lloviera en Andalucía. Pensando más en el trigo y los almendros que en el llanto las hermandades, Francisco debió formular sus rogativas a conciencia: no cayó Moreno en advertirle al santo padre que pospusiera sus rezos hasta después del Domingo de Ramos. Por desgracia, un presidente y un papa, por muy presidentes y papas que sean, no pueden estar en todo. Seguramente, ni siquiera el mismísimo Dios al que reza la gente para que esté en todo puede el pobre estar en todo. Que más quisiera.

El político español que más se parece a la lluvia paradójica de primavera es Pedro Sánchez, y no........

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