Periodista
fgutierrez@editoraperu.com.pe
Los relatos sobre corsos coloridos, exuberantes disfraces y agua de colonia disparada desde elegantes chisguetes contrastaban con los globos y baldazos que recibía con brutal desconsideración todo aquel que osara salir a la calle cualquier domingo de febrero o que transitara por alguno de los tantos barrios calificados como “populosos” que tiene la capital. En esta ‘celebración’ las mujeres corrían con la peor parte, siendo empapadas y, en muchos casos, manoseadas impunemente por patotas de malcriados.
Sentir nostalgia por esa........