FIN DE AÑO PARLAMENTARIO
El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, durante un pleno en el Congreso de los Diputados. / Fernando Sánchez
Paloma Esteban
Desde que prosperó la investidura de Pedro Sánchez hace más de un año el PP venía proclamando la dificultad que tendría, casi cada semana, para poder gobernar. Los vetos cruzados que mantienen sus socios en temas nucleares podrían convertir las votaciones en auténticos infiernos como se ha visto. Negociaciones a última hora y cesiones imprevistas. Pero el partido de Alberto Núñez Feijóo también ha tenido que convivir con la frustración de las victorias -por mucho que fueran a última hora y sufriendo en muchos casos- del Gobierno. Y el aislamiento que su grupo, incluso siendo primera fuerza en el Congreso, ha venido padeciendo en muchos sentidos.
El principal motivo era Vox. Mientras el PP apareciera atado a la formación de Santiago Abascal era muy difícil atraer el apoyo de otras fuerzas hacia su bancada. La moción de censura sigue siendo un imposible a día de hoy por ese motivo. No hay números. Feijóo lo sabe y por eso mismo no lo planteará. Pero algo ha cambiado esta semana. Desde el pasado verano la relación entre PP y Vox tampoco ha sido la misma. En el Congreso les une la vocación de acabar con el Gobierno de Pedro Sánchez por encima de todo. Pero los gobiernos autonómicos........