Opinión | EL ESPÍRITU DE LAS LEYES
Ramón Punset
Archivo - Fachada del Tribunal Supremo. / Eduardo Parra - Europa Press - Archivo
Cree el sociólogo Pierre Rosanvallon que el sujeto político sobre el que descansa el Estado en tanto que comunidad institucionalmente organizada es hoy "introuvable" (inencontrable) por falta de identidad y consistencia. De una parte, "el conjunto de los gobernados" se halla cada vez más fragmentado y, correlativamente, cada vez menos cohesionado en torno a los arquetipos fundacionales e identificativos de la forma estatal (el Estado social y democrático de Derecho entre nosotros, por ejemplo). De otra parte, aparece minada su capacidad de consolidar un sentimiento de pertenencia ante la falta de un verdadero debate público, progresivamente más difícil por el declive de verdades compartidas. ¿Es esto cierto?
Se acusa a la clase política de no realizar su esencial tarea de proyectar el futuro, rebajando su acción al empleo de meras técnicas de supervivencia. Así, refiriéndose a Italia, escribe la constitucionalista Giusi Sorrenti que el debilitamiento de las visiones de largo alcance de los políticos resulta característico del "excepcionalismo italiano", traducido en "transitoriedad infinita", que antepone el sobrevivir al gobernar. Pero, ¿acaso no sucede lo mismo en todas las democracias occidentales? Así es, sin duda. Hasta el punto de que para muchos observadores ha llegado el momento de entonar un "De profundis" por los partidos políticos.........