Opinión | UN CARRUSEL VACÍO
Marina Casado
La Oreja de Van Gogh. / ARCHIVO
Las últimas semanas no se ha hablado de Rosalía o de Bad Bunny, sino de La Oreja de Van Gogh, el grupo de mi adolescencia. Leire Martínez, la vocalista desde 2008, ha sido despedida por los mismos compañeros que la contrataron en su día para sustituir a Amaia Montero, el alma del grupo desde su fundación. En 2007, Amaia se marchó por supuestas desavenencias con los «orejos» y algunos fans nunca lo superamos. Aunque Leire imitaba su tono, le faltaban esos matices tan característicos, tan cristalinos, de Montero, y el estilo de la banda, desde 2008, se internaba por sendas que no me terminaban de convencer. Yo, que conocía de memoria todas las canciones de cada álbum, intenté darle una oportunidad al primero con Leire, A las cinco en el Astoria, pero acabé descolgándome. La nueva etapa "orejil" era muy distinta a lo que siempre había conocido. No sé si mejor o peor, pero a mí me había dejado de interesar. Mi fascinación por el grupo, que había empezado en la adolescencia –'El viaje de Copperpot' fue lo primero que escuché en mi 'walkman', a los once años–, terminaba con........