Las dos Españas, la vacía y la saturada

Opinión | APUNTE

Luis M. Esteban

Imágenes de turistas a su llegada al aeropuerto de Málaga / ÁLEX ZEA

Hace unos meses, en estas mismas páginas, mi querido y admirado Manuel Mostaza disertaba con su fina pluma sobre si había que hablar de una España vacía o vaciada y la disquisición, que no es baladí, generó en este mismo diario un hilo argumental en el que entraron colaboradores habituales como Laura Rivera o Celedonio Pérez que merecen ser leídos. Por mi parte, creo que hay mucho de España vacía y bastante de vaciada a conciencia.

En cualquier caso, esta España está a punto de, una vez acabadas las fiestas veraniegas, volver a echar persianas y candados cuando los hijos y nietos de los que se fueron han vuelto, pero que se volverán a ir hasta el siguiente verano, quizás con algún regreso esporádico en Navidad, Semana Santa o un fin de semana. Pero esta España volverá a su silencio, a sus calles con más puertas cerradas que abiertas, a sus pocos residentes y a su tragedia. Porque, como son pocos, y en muchos casos disgregados en el espacio, entonces son pocas las infraestructuras, los servicios de toda índole, las escuelas. Son pocos hasta los recuerdos en muchos casos, porque estos se hacen de vivencias y de un verano a otro........

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