La reciente muerte de Eduardo Pérez Iribarne nos invita a reflexionar sobre su vida y el rol que él, como sacerdote jesuita, desempeñó en Bolivia durante los últimos 50 años. Además, nos trae la necesidad de explorar el sentido y el papel que los miembros de la Compañía de Jesús han jugado en la construcción del socialismo y el ascenso del Movimiento al Socialismo (MAS) al poder en Bolivia.
Si bien esto sería una tarea digna de una profunda investigación de cientistas sociales y políticos, me limitaré a destacar algunos puntos que marcaron mi amistad con Eduardo a lo largo de los años.
La primera memoria que tengo de él data de julio de 1978, durante la elección presidencial que siguió a años de regímenes militares. Hasta entonces, la tradición política estuvo fuertemente marcada por el MNR y el fraude electoral era una constante. Esa elección no fue la excepción. Todavía por entonces se usaban papeletas de diferentes colores y signos para cada una de las candidaturas. Fue a altas horas de esa noche –mientras en el sótano de la Biblioteca Municipal de La Paz la candidatura opositora ya tenía montada una operación de........