Finalmente se realizó el consabido “Censo 2022” dos años después, y nadie sabe a ciencia cierta el porqué del forzado retraso. Pero como se dice de las estadísticas –así como del bikini– muestran mucho, pero no lo más importante, el Censo 2024 no revelará el grado de descapitalización social al que ha llegado nuestro pobre país.
Si confiamos en su integridad, nos mostrará cuántos somos, dónde estamos y cuál es el grado de confort en el que vivimos (medido por las facilidades físicas a nuestro alcance), además de contribuir en la medición del crecimiento o falta del mismo, en términos cuantitativos.
Sin embargo, no medirá el “des-consenso” que nos atribula, el des-contento que nos amarga, el des-respeto que nos gobierna, la in-felicidad que nos abruma, la inmensa des-capitalización social que ha sufrido Bolivia, supuestamente en busca de precisamente lo contrario: la conquista de la sociabilidad, la armonía, el respeto, la consideración, la cortesía, el buen trato…en fin, la armonía social.
Los bolivianos nos hemos perdido el respeto, la consideración. Hemos perdido precisamente los elementos de los que está hecha la........