El presidente Petro no ha dudado a la hora de calificar procesos electorales en el mundo entero cuando gana la derecha. Desde España hasta Salvador, Perú, Bolivia y Argentina han recibido sus calificativos de “neonazis”, “fascistas” y tantas otras etiquetas, que para el lastre de todos nosotros, son recibidas a nombre del Estado colombiano y su ciudadanía. En la diplomacia y en la geopolítica, la impulsiva reacción desde declaraciones tan beligerantes está lejos de ser una virtud.
Por eso llamó tanto la atención que el pasado martes, la reacción del presidente ante el triunfo de Donald Trump fuera por fin moderada y equilibrada. Fue un acierto del presidente su decisión de no saltar de inmediato a señalar a Trump con una de sus desatinadas y chambonas etiquetas, como la del “1933 global” que ya lleva casi dos años repitiendo, con las que pone en serios problemas diplomáticos al Estado colombiano. Su reacción, esta vez, fue un mensaje de........