La semana anterior ocurrieron varios hechos que mejoran la percepción sobre lo que nos depara el futuro y hacen subir el optimismo. Obviamente, el más importante de esos sucesos fue el triunfo categórico de Donald Trump a la presidencia de los EE. UU., que cobra mayor significancia ante la arremetida de los más importantes medios de comunicación en favor de Kamala Harris, a quien daban como segura ganadora de la contienda.
Ya hemos dicho en esta columna que Mr. Trump se nos hace pedante y repelente, y reúne muchas características personales que no parecen apropiadas para un político, pero a la vez no deja de ser interesante que en estos tiempos en los que todo es calculado y artificioso exista un líder espontáneo que no tema perder apoyo por mostrarse como es, un hombre convencido de sus capacidades para afrontar las tareas para las que ha sido encargado y no preocupado por tratar de parecer otra cosa.
Ya en su primer periodo presidencial, Trump demostró que no es el loco que muchos........