Ante el mito de un nuevo Cid

Entre retazos de historia, entre el Cantar y la leyenda, es parte del imaginario español la imagen del Cid ganando una batalla después de muerto, amarrado a su caballo Babieca, porque su presencia era suficiente para motivar a la soldadesca y asustar al enemigo, y su ausencia, por el contrario, era el riesgo de la derrota.

Al mito del Cid llegué reflexionando sobre la política colombiana de las últimas décadas. Comenzando el primer gobierno de Uribe, en 2002, el país estaba colapsado; los habitantes de las ciudades secuestrados en ellas y, en el campo, eran los años en que los ganaderos eran asesinados por decenas, secuestrados por centenas y extorsionados por miles.

De ese estado sacó al país Álvaro Uribe, y por eso se convirtió en símbolo para los luchadores por la libertad, pero también en el símbolo por atacar para las guerrillas comunistas -el mayor anacronismo colombiano-, la izquierda “democrática” devenida en........

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