Estamos a menos de seis meses de las elecciones presidenciales en Colombia y a menos de cuatro para elegir Congreso. Y, seguimos discutiendo en la superficie, nombres, posibles alianzas, preferencias emocionales y afinidades personales.  Nos quedamos, en la primera capa de la cebolla, hablando de operatividad política, mientras descuidamos lo que realmente está detrás de las propuestas: el modelo que cada candidatura representa. Vale la pena, con urgencia, quitarnos esas capas que incomodan o confunden, y llegar al corazón de la cebolla, el modelo de país que nos están ofreciendo.

Colombia no puede darse el lujo de votar por simpatías o fobias. Si un país elige sin mirar el modelo termina atrapado en promesas abstractas, improvisación, desconfianza económica y retrocesos. Cuando un candidato habla de subsidios, reformas, privatizaciones, incentivos o regulación, no está hablando sólo de medidas puntuales; está revelando la arquitectura económica y política que va a guiar al país.

El modelo no es un detalle técnico. Determina........

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