Es posible que si el estadista Álvaro Gómez no hubiese sido abatido por los sicarios, como todo lo indicaba por el reconocimiento nacional y la popularidad de que gozaba en ese momento, habría llegado a la primera magistratura para aniquilar el Régimen… Con el magnicidio la evolución política se desquicia y con el pasar de los años se olvidan sus denuncias contra el Régimen podrido, el cual se fortalece. Hasta que en las pasadas elecciones los partidos de la democracia tampoco percibieron que estaban luchando a la sombra y bajo el desafío del Régimen. Se necesitó que Gustavo Petro, con su jerga anarco-socialista llegase al poder para que el Régimen con desfachatez mostrara su inmenso poder de soborno y de desestabilización del sistema democrático.
Los partidos de la democracia deben tener claro qué si no derrotamos al Régimen estamos perdidos. Y no basta proclamar que los defensores de la democracia debemos unirnos. Lo que no debemos olvidar es que, inicialmente, los dos partidos tradicionales -liberal y conservador- apoyaron y tuvieron cuota burocrática........