Estamos dejando el país a la deriva… |
Lo que antes era una discusión sobre ideas hoy se degradó en insultos, etiquetas y desconfianzas absolutas. Y aunque muchos fingimos sorpresa, lo cierto es que este deterioro es la consecuencia lógica de la polarización alimentada desde todos los frentes.
Lo más inquietante es que esa polarización, que están vendiendo como el “despertar de la conciencia política”, terminó convertida en una bajeza absoluta. El debate se volvió un muladar donde nadie escucha, nadie argumenta y nadie reconoce que la otra orilla existe. Y mientras unos y otros se enfrascan en demostrar quién odia más al adversario, los problemas reales del país se acumulan como una deuda moral que tarde o temprano tendremos que pagar.
La polarización, en lugar de ser un síntoma, se volvió un mecanismo perfecto para que no se pueda resolver ningún problema. Cuando una sociedad se obsesiona con derrotar al contrario, también está renunciando a mejorar sus condiciones de vida. Ninguna reforma estructural puede nacer en medio del insulto.........