Empiezo por aceptar que la pasada edición del Festival Folclórico mejoró en algunos asuntos funcionales, como puntualidad, apertura hacia las comunidades, aseo, misiones extranjeras, pero, en esencia, el FF se aleja cada vez más de aquellos fines misionales y, por lo mismo, se baraja música con ruido; se desdibuja la autenticidad del folclor tolimense; la programación carece de atributo pedagógico y parece colcha de retazos; las alegorías no representan y si falsean la simbiosis o mixtura histórica, musical, mítica, costumbrista, orográfica y, en suma, la complejidad cultural........