El censo y lo político
En la medida que esa comunidad se diluye y que los individuos solo se definen en términos de proyectos personales, indiferentes o hasta hostiles al destino de la comunidad, la política pasa a constituirse solo en un mecanismo para obtener un beneficio personal inmediato.
Entre el ruido venezolano, la medalla olímpica y el entusiasmo por sacrificarse en el servicio público en alcaldías y gobernaciones, el término del trabajo en terreno del Censo Nacional 2024 pasó desapercibido. Confieso que me interesa lo desapercibido; menos manoseado, conserva su brillo.
El censo de población es un tema esencialmente político. Desde el Imperio romano es indispensable para calcular posibles cargas tributarias, levantamiento de tropas y necesidades de administración. Actualmente, también, para hacer cálculos de representación electoral y otros menesteres. Esencialmente es la contabilidad de la polis… y es importante esta cuenta y la manera de contar.
Ya llegará el momento en que comiencen a aparecer las cifras, pero ahora me interesa la manera de contar y su relación con lo político. Específicamente dos aspectos: un aspecto es simple, contingente, referido a giros en la curiosidad censal que parecieran corresponder a giros en la importancia política de ciertos temas y problemas; el otro aspecto es más complejo, tiene que ver con la comunidad que es la base de la política.
Sobre giros que pueden observarse en las preguntas, estos corresponden a los nuevos temas y orientaciones de valor que han surgido en el debate político y que estuvieron ya muy presentes en los intentos de nueva Constitución. Hay también detalles del lenguaje, que se adapta a las sensibilidades del presente. Por ejemplo, no se pregunta, como hace 20 años, por “deficiencias personales” tipo “lisiado” o “deficiente mental”, sino por “dificultades para caminar” o “para entender y ser entendido”.
Pero, más allá de esos detalles significativos del lenguaje, aparecen nuevos temas de información. Es así como el censo se preocupa, por primera vez, de contabilizar a quienes se consideran afrodescendientes. También tiene una nueva pregunta con amplias alternativas sobre identidad de género y luego una específica sobre transexualidad. Desaparece la pregunta que antes se hizo sobre parejas del mismo sexo.
La preocupación por obtener información sobre pueblos originarios se mantiene aún con mayor énfasis. También hay un giro en la pregunta que se hizo en el censo anterior: “¿En qué idiomas puede tener una conversación”, donde aparecían español, inglés y cuatro lenguas originarias. En el presente censo se pregunta: “¿Habla o entiende una de las siguientes lenguas indígenas u originarias?”. Interesante, en Chile, país bilingüe, se supone que todos hablamos y entendemos inglés y........
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