Contra los vientos de la historia: el indulto a los violadores sexuales |
Este proyecto político de ultraderecha, que se presenta como restaurador y de emergencia, es en realidad regresivo.
Hace unos días, en un programa de debate televisivo, el diputado José Meza Pereira y la diputada electa Javiera Rodríguez Pascual –militantes del Partido Republicano y representantes de la ultraderecha chilena– fueron consultados sobre si estarían dispuestos a conmutar penas a personas condenadas por violaciones a los derechos humanos. Ambos respondieron afirmativamente.
Rodríguez, al ser consultada por sus fundamentos, le cedió la palabra a Meza, señalando que él tenía “mejores fundamentos” por su condición de abogado; y Meza, de manera enfática, aludió a enfermedades terminales y a supuestas motivaciones humanitarias para justificar un indulto generalizado a personas mayores de 70 o 75 años. Cuando la periodista lo interpeló con la pregunta decisiva –“¿Incluso si se tratara de un violador de niños?”–, Meza confirmó sin titubeos que también en ese caso correspondería la conmutación, pues, según afirmó, “no hay que hacer distinción”.
La reacción posterior del candidato presidencial José Antonio Kast –líder e ideólogo del Partido Republicano–, quien evitó cuestionar los dichos y sostuvo que “eso no es lo relevante”, dejó claro que no estamos frente a un desliz discursivo individual del diputado Meza, sino ante una coherencia programática asentada en el corazón de la ultraderecha.
En la larga duración de las sensibilidades sobre el crimen, pocos procesos resultan tan nítidos como el desplazamiento que ha llevado a que los delitos sexuales –y, en particular, aquellos cometidos contra niñas y niños– se conviertan en uno de los repertorios criminales más intolerables para las sociedades contemporáneas occidentales. Desde la segunda mitad........