Sicariato digital y misoginia: la degradación irreversible |
La guerra de trolls y bots no es un juego de niños ni una anécdota de X/Twitter. Es la privatización de la censura mediante el amedrentamiento. Y en esta selva desregulada, las mujeres estamos pagando la factura más alta.
Existe una ingenuidad peligrosa al pensar que la crisis de nuestra democracia es un evento futuro, una amenaza que se perfila en el horizonte. La realidad, cruda y desoladora es que el daño ya está hecho. Estamos atravesando el averno digital. El tejido cívico que sostenía el debate público en Chile no se está rasgando. Ya se rompió. Y la prueba más fehaciente de esta degradación terminal no es solo la polarización ideológica, sino también la crueldad metódica con la que se ha instrumentalizado la libertad de expresión para transformarla en un arma de destrucción personal. No soy la primera voz que sale a denunciar esto. Son muchas las mujeres advirtiendo de esto hace años, pero al menos sí puedo dar fe de que la degradación es real, y es dolorosa.
Lo que presenciamos en esta elección presidencial con la campaña contra Evelyn Matthei y Jeannette Jara –la instalación artificial y perversa de rumores sobre salud mental y un supuesto alzhéimer y las groseras y escandalosas fakes news y burlas sobre la candidata que pasó al balotaje– marcan un punto de no retorno. Ya no........