Ciencia pública, institucionalidad y soberanía: a propósito de la Comisión de Energía Nuclear

Hoy el país enfrenta un problema mayor que la renuncia de un director: la erosión de la verdad como criterio básico de decisión.

La solicitud presidencial de renuncia al Director Ejecutivo de la Comisión Chilena de Energía Nuclear (CCHEN), el físico Dr. Luis Huerta Torchio, constituye un caso paradigmático de cómo una narrativa construida sobre denuncias falsas puede terminar reemplazando la evidencia y debilitando instituciones científicas del Estado.

No estamos ante un episodio administrativo menor: estamos frente a una señal preocupante sobre la fragilidad de la verdad institucional en Chile, precisamente en un sector estratégico para la soberanía tecnológica del país.

Tengo la vivencia de trabajar como investigador en la CCHEN desde hace más de treinta años. Esta columna constituye una reflexión y opinión estrictamente personal, de mi exclusiva responsabilidad, y no representa la posición institucional de la CCHEN. Complementariamente, soy Presidente de la Sociedad Chilena de Física y ejerzo una responsabilidad directa en la promoción, resguardo y fortalecimiento de las instituciones científicas y tecnológicas del país.

Es importante precisar que, en este análisis, evidencia significa información verificable, trazable y sustentada en procesos formales del Estado, no afirmaciones anónimas ni apreciaciones personales.

Durante más de un año se instaló mediáticamente la idea de una “crisis” en la CCHEN. Esa narrativa fue construida a partir de denuncias sin sustento técnico, ético o administrativo, formuladas por la directiva de la Asociación de Funcionarios (AFUCOCHEN), respaldada para estas acciones apenas por un tercio de sus propios socios. No se trata de invalidar a un gremio; todo lo contrario: lo que preocupa aquí es la instrumentalización de una organización de trabajadores para instalar una versión falsa........

© el mostrador