El lenguaje en los campos de concentración |
En un plazo relativamente breve, la conjunción de “desobediencia” por incomprensión lingüística y recibir castigos permanentemente podía ser fatal para el prisionero afectado, sobre todo si a ello se sumaba el desconocimiento de otras lenguas habladas en el campo y estas eran muchas.
Nos interesamos por las relaciones entre poder y lenguaje. Nuestra premisa es que, a diferencia de la concepción más extendida al respecto, el poder no puede ejercerse ni sostenerse exclusivamente por la fuerza. Incluso en las formas más agudas de poder, hay una dimensión discursiva, o, al menos simbólica, en la que el lenguaje juega un papel mayor o menor. El caso de los campos de concentración nazis representa, sin duda alguna, un caso extremo de uso de la violencia y de poder autoritario. Si puede mostrarse que, incluso aquí, las lenguas (en plural) juegan un papel determinante, incluso esencial para la sobrevivencia, podremos concluir a fortiori que la dominación (y la resistencia a ella) requiere, aunque en grados y formas diversas, el lenguaje.
En un momento en que el Estado de Israel está cometiendo un horroroso genocidio sobre los palestinos, recordar el holocausto nazi –que tuvo a los judíos europeos como sus principales, pero no exclusivas, víctimas– es un llamado a rechazar y condenar no solo a Auschwitz o Mathausen –dos de los campos aquí mencionados– sino todo otro intento de exterminio, no importa quién o sobre quién se lleve a cabo o las presuntas razones que pretenden justificarlo.
No es tarea sencilla abordar el tema de las lenguas y la comunicación en los campos de concentración nazis durante la Segunda Guerra Mundial, “un lugar peor que el mismo infierno”, como dice el sobreviviente checo –que se radicó posteriormente en Chile– Milan Platovsky.
Se trata de una cuestión más compleja de lo que aparece a primera vista y que no tiene un interés exclusivamente histórico. Permite repensar críticamente dimensiones del lenguaje que están presentes, con mayor o menor frecuencia, en otros ámbitos. En este breve texto buscamos indagar qué papel cumplió el lenguaje para reforzar este aparato criminal o, a su vez, para permitir una atenuación y defensa frente a las muchas manifestaciones de violencia contra las indefensas víctimas.
Lo primero que hay que advertir es que la cuestión lingüística tenía un papel central en el Lager, el campo (de concentración). Primo Levi, judío italiano preso un año en Auschwitz, dice al respecto: “Saber alemán era la vida”. No conocer dicha lengua hacía prácticamente imposible la sobrevivencia; por el contrario, hablarla y así poder entender y responder articuladamente a los SS y los kapos, permitía que estos establecieran con los prisioneros “una apariencia de relación humana”, según........