Las tareas de Kast: conducción, industria e ideología

Kast deberá gobernar con prudencia, fuerza de conducción y sentido nacional. Con un pensamiento político pertinente, del cual las derechas carecen. Y, sobre todo, habrá que convocar al país a participar en un proyecto de reconstrucción republicana y popular.

Hoy Kast ganará.

Desde mañana tendrá que enfrentar arduas tareas.

Conviene despejar la caricatura ideológica que se ha hecho de Kast desde la izquierda. Se dice que es “de extrema derecha”. Se lo analoga con Milei y con el populismo de Trump. Esto lo dicen no sólo políticos, sino estudiosos de papers.

Kast no solamente carece del estilo de dirigentes altisonantes y agresivos populistas o de derecha extrema de otras latitudes.

Además, si se considera con cuidado el asunto, hay una diferencia radical entre Kast y extremistas y populistas: nunca ha criticado la institucionalidad desde fuera, como podrida en su base. Sus críticas siempre son desde dentro, con el afán de mejorar lo que está funcionando mal, para que “el sistema” mejore.

Kast tiene una trayectoria política conocida. Es un ex militante histórico de la UDI, desde la universidad. Fue gremialista, discípulo de Guzmán. Sus equipos de confianza provienen de esa misma tradición (Squella, Álvarez, Frontaura, etc.). Kast fue sucesor de Pablo Longueira (el mismo Longueira que pactó con Ricardo Lagos en un momento delicado).

Con ese tronco político -Guzmán, Longueira, Kast- se puede estar de acuerdo o en desacuerdo. Lo que no corresponde es estamparlo como “populista” o “derecha extrema”.

Lo que sí encarna Kast es, ciertamente, el hastío. Refleja el fastidio ciudadano ante élites que han perdido cercanía con la situación. Kast da cauce a ese desagrado, a la repulsión con abusos que se vuelven costumbre. Sin embargo, el rumbo que propone Kast no es de ruptura, sino el de la restauración. De restauración de las buenas prácticas democráticas. Que no sea la tónica la ineficacia y la corrupción, que tiene a exministros como Jackson en un exilio práctico.

El gobierno de Kast, sin embargo, se enfrentará a desafíos inmensos.

Primer desafío será la seguridad pública. Cabe sostener, con Weber, que nuestro Estado está perdiendo lo más básico: el monopolio legítimo de la violencia, y con ello, su autoridad efectiva. Hobbes advertía que sólo un Estado protector puede exigir obediencia. “Porque te protejo, te obligo”, esa es la máxima del Leviatán.

Kast deberá modernizar las policías, reforzar los aparatos de inteligencia, coordinarse con fiscalías y aduanas, mejorar la vigilancia fronteriza. Debiese crear colonias, con militares y civiles voluntarios, con beneficios especiales; especies de kibbutzs, con escuelas y todos los servicios básicos, interconectados entre sí, a lo largo de sus fronteras más críticas. Las tecnologías del agua ya permiten instalar esos enclaves, necesarios para detener la inmigración descontrolada.

Segundo desafío es la productividad, estancada desde 1999. Nuestra economía se esclerosó, acusa pobreza de innovación. Thorstein Veblen lo describió como sustitución de creatividad técnica por........

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