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Madurismo: Precursor del “Ángel de la Historia” para Venezuela y las Izquierdas

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19.08.2024

En América Latina pocos hechos han sido tan resonantes para las izquierdas como la experiencia que protagonizó el fin de la dictadura de Fulgencio Batista en Cuba y que, a partir de la playa Girón, fue capaz de enfrentarse al mismísimo Estados Unidos. Podría decirse que tuvo un efecto alucinógeno.

En 1921 el filósofo y crítico alemán judío asquenazí Walter Benjamín compró un boceto en tinta china, tiza y acuarela dibujado el año anterior por el pintor suizo Paul Klee, intitulado Angelus Novus, inspirado en una leyenda judía originaria del Talmud. La obra movió a Benjamín a enunciar su célebre teoría del «Ángel de la historia»m recogida en sus Tesis sobre la filosofía de la historia para retratar la perspectiva pesimista del porvenir histórico inmerso en ciclo sin fin de desesperación.

En efecto, hacia finales de la década del ’30 el eminente estudioso buscaba respuestas para entender el auge del nazismo y la crisis de la izquierda alemana. El ser celestial fue una alegoría de la retrospectiva sobre un pretérito de destrucción justo en el espacio que la historia se percibe como un continuo. Al fondo yacía una crítica a los ideales del progreso ínsito en buena parte de la izquierda.

La actual tesitura política respecto de la crisis venezolana constituye una epifanía de esta criatura benjaminiana para las izquierdas latinoamericanas. Debe decidir de qué lado está: acaso de un proceso de reimpulso, después del fin de la utopía que supuso el derrumbe del muro de Berlín, bajo el concepto siempre inacabado de “socialismo del siglo XXI”, cuya autoría corresponde al alemán Hans Dieterich (1996), aunque fue puesto en circulación por Hugo Chávez en su juramentación de 2007. O bien, renuncia a la herencia de la evidente deriva autoritaria, al menos desde 2017 –sino algo antes- del sucesor de Chávez, confirmada por estos días después del fraude electoral del 28 de julio y su secuela de represión a la disidencia política. Lo anterior pasa por la exigencia de la publicación de las actas y el reconocimiento de resultados.

Lo anterior no es nada fácil. Como ha sido característico de la psiquis social, las izquierdas son mitófagas. Y así como ciertas derechas cultivan el mito de la homogeneidad nacional y los orígenes singulares de su comunidad (etnonacionalismos), el proyecto revolucionario arraigó sus sueños en el papel mesiánico de la inminente revolución como acontecimiento que cambiaría la historia de la clase trabajadora, según Enzo Traverso en Melancolía de Izquierda (2019). La cuestión es que los mitos si no son sublimados pueden ser el origen de verdaderas pesadillas. En Chile el mito portaliano, usado por la Junta Militar que derrocó al gobierno de Allende, no reparó en la desconfianza de Portales ante el Ejército, que le llevó a fundar la Guardia Nacional como contrapeso.

Asimismo, ciertas izquierdas asumieron el modelo bolchevique y su jacobinismo revolucionario, mientras otras optaron por el gradualismo del cambio........

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