Efecto Macaya: ¿es la hora de que Matthei renuncie a la UDI?
Cuesta entender, respecto de un senador con experiencia y en un partido con trayectoria, que debe tener asesores políticos, de imagen y de comunicaciones, que nadie haya sido capaz de aconsejarle, primero, que NO fuera a la entrevista, considerando lo reciente de la sentencia.
Terremoto. Esa es la palabra que refleja lo que ha vivido la UDI a partir de la crisis desatada por el expresidente del partido, Javier Macaya, cuando este salió a desacreditar las pruebas con que condenaron a su padre por abusos sexuales. Por cierto que se puede entender que una persona, por más senador que sea, exprese su afecto por el padre. Distinto es concurrir a un programa de televisión y cuestionar las pruebas que acreditaron las aberrantes conductas de su progenitor, argumentando que habían sido “editadas” y no habían contado con su consentimiento. Esto es tan burdo como que una persona grabada por cámaras de seguridad en un mall, asaltando una joyería, reclame que la cinta no es válida porque no contó con su aprobación…
Partamos por el hecho político. Macaya comprometió la posición de la UDI al tomar partido en un delito grave, que tiene una alta sensibilidad pública en momentos en que vienen las elecciones municipales y de gobernadores. Lo cierto es que la renuncia al partido fue no solo tardía, sino que también volvió a traer al presente una estela que ha acompañado al gremialismo desde hace décadas por su apoyo irrestricto a Paul Schäfer –Hernán Larraín se convirtió en una especie de “defensor”........
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