Siempre está el peligro de que los temas de la política exterior se subordinen a las necesidades de la política contingente. Muchas veces se ha recurrido al nacionalismo para contener brotes de insatisfacción domésticos. Galtieri trató de usarlo y ya sabemos cómo le fue.
Pocos temas concitan consenso como el de nuestra proyección en el continente helado. Ese es un gran activo de nuestra posición como país. Junto a ello, una coherente conducta político – diplomática en la materia. A lo largo de décadas, pasando por gobiernos de diferentes signos, la política antártica nacional se ha ido enriqueciendo.
Este desarrollo conceptual, junto a la persistente acción de soberanía, ha permitido dar forma a núcleos conceptuales como los de “país puente” con la Antártica, la participación en la formulación del Tratado Antártico, la conformación de una red institucional que ordene y conduzca el quehacer de los diversos actores nacionales en la materia. Desde el Instituto Antártico hasta la División respectiva de nuestra Cancillería y por cierto,........