Dos amenazas existenciales pesan sobre Europa |
La desgracia ajena es una fuente frágil de esperanza. En un tono más positivo, la UE está empezando a tomar conciencia de lo que está en juego y propone, por ejemplo, a través de los informes Draghi y Letta, vías prácticas, siempre y cuando sepan actuar de forma conjunta.
Europa, más precisamente la Unión Europea, entra en una zona de extremo peligro. No es exagerado ver en ello dos hechos mayores de orden económico: haber fallado, frente a EE.UU., en la revolución digital y, frente a Asia, la de los microprocesadores, viendo surgir una asombrosa capacidad industrial en China, superando el 30% de todos los productos manufacturados producidos en el mundo, desplazando así en muchos ámbitos lo que era una especialidad europea.
La revolución digital es aquella que permitió que se edificaran los grupos muy poderosos e inmensamente rentables de la Tech. Se trata en gran medida de industrias llamadas “de redes”; es decir, que se benefician de efectos de escala muy importantes, y que son activas en el ámbito de lo que se puede designar como bienes públicos mundiales: comunicación, finanzas, software, etc. Frente a un WhatsApp, frente a un Uber, frente a un Visa, es muy difícil, salvo esperar una innovación mayor, hacer crecer una oferta alternativa. Siendo la UE una zona comercial muy abierta, no pudo hacerlo en su origen y los grupos estadounidenses penetraron el mercado con facilidad.
Rusia y sobre todo China comprendieron la dimensión geopolítica de estas industrias (¿qué pasaría si el Gobierno estadunidense o uno de estos grupos decidieran dejar de actualizar el software Windows o iOS? ¿Qué pasaría si Visa interrumpiera sus servicios monetarios con Europa?). Por lo tanto, erigieron barreras a tiempo y desarrollaron alternativas de calidad igual. Su proteccionismo no era comercial, era ante todo de seguridad nacional y de soberanía.
En claro, descuidando la dimensión geopolítica del comercio, Europa fue tomada por sorpresa.
Un choque psicológico se produjo en Alemania cuando cayeron las últimas estadísticas del comercio exterior: muestran ahora un déficit de Alemania en sus intercambios de automóviles con China. Alemania había conocido un fuerte crecimiento gracias a sus exportaciones, notablemente las de máquinas-herramientas a China. Fortalecida por estas transferencias técnicas, esta última la supera ahora, como lo hace con respecto de los otros países europeos. Todos pierden pie en los........