Huachipato es solo una dura imagen del embrollo en que estamos

No abogaría por dejar de comerciar con nuestros “socios” de Asia, solo propongo priorizar nuestra relación con Latinoamérica, que creo es estratégica.

Hace unos días leí una interesante columna de opinión en El Mostrador (“Huachipato y el acero chino”, 6 de mayo), que, mediante la discusión de Huachipato y de la industria del acero, “desnuda” los desafíos que enfrentan nuestras políticas de desarrollo y de comercio. Me pareció que –sin decirlo directamente– esta columna evidencia las graves falencias que tenemos en nuestras relaciones económicas internacionales y en política comercial, y el impacto de ambas en el desarrollo de nuestro país.

La efervescencia ocasionada por los impactos sociales y económicos que tendría el posible cierre de Huachipato, particularmente en la Región de Biobío, han sido grandes. Me pregunto si “aguantaremos” la presión de China ante las medidas anunciadas por la Comisión de Distorsiones. El escenario se ve complicado, pues nuestro comercio y economía ya están muy “entrelazados” con los intereses económicos y geopolíticos del gigante asiático, cuya influencia global crece a diario. Y la verdad es que la producción de acero no es el único sector económico o industria que ha estado o está bajo presión del “tsunami de la apertura comercial a lo grande’”, como nos gusta.

Son varias las industrias que ya han sucumbido o desaparecido, y –siempre– las que más sufren son las medianas y pequeñas empresas. Y eso no es todo, pues también nos estamos quedando “estancados” como productores y exportadores de materias primas y de recursos naturales. ¿Le estamos diciendo adiós al sueño de la diversificación productiva? ¿Haremos algo al respecto? Hasta el momento, hemos dejado que principalmente “el mercado” decida la dirección en que iremos, sin hacer mucho, además, frente a los resultados y el impacto de todo ello.

A diferencia de los países de la OECD –que nos encanta citar–, las políticas públicas juegan un papel muy limitado en nuestro comercio y, cuando decidimos abrir nuestra economía al mundo, olvidamos los mínimos resguardos, como son las redes de protección social y económica que adoptan los países avanzados, para........

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