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En la “cuerda floja”: la vulnerabilidad de nuestro comercio exterior

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17.07.2024

Una mirada en mayor profundidad muestra que nuestro comercio es muy vulnerable, y deja al descubierto algunos “flancos” de gran debilidad. Más abajo, intento mostrar el lado flaco del “jaguar” latinoamericano.

Una rápida mirada a las cifras de comercio exterior de Chile parece mostrar un sector dinámico y exitoso. Cierto, nuestras exportaciones crecen y crecen, y alcanzan un récord de casi 103.000 millones de dólares en 2022. Y, cierto también, hemos tenido un superávit comercial de manera casi permanente durante las últimas décadas que, durante el período 2021-2023 alcanzó –en promedio– a más de 3.625 millones de dólares, financiado –en parte– por las exportaciones de cobre, agrícolas y alimentarias. No está mal para un país pequeño, como es Chile. Sin embargo –como en el popular dicho–, “no todo lo que brilla es oro”. De hecho, una mirada en mayor profundidad muestra que nuestro comercio es muy vulnerable, y deja al descubierto algunos “flancos” de gran debilidad. Más abajo, intento mostrar el lado flaco del “jaguar” latinoamericano.

Si bien las exportaciones han venido creciendo de manera casi permanente, para alcanzar un promedio de poco más de 98.600 millones de dólares en los últimos tres años, estos envíos se han caracterizado por importantes fluctuaciones periódicas que son gatilladas –entre otros factores– por la inestabilidad de los mercados internacionales de los alimentos, recursos naturales y materias primas que exportamos. Pero este superávit no solo viene a la baja, sino que bien podría desaparecer.

De hecho, en tres de los últimos cinco años, acumulamos un déficit de casi 8.970 millones de dólares. Y los motivos –creo– son simples de entender, pues mientras importamos la gran mayoría de las manufacturas y bienes industrializados que creemos necesitar, exportamos –principalmente– un par de minerales y metales, y un puñado de alimentos y productos agrícolas, cuyos precios no controlamos.

Peor aún, pues nuestra dependencia de la venta de un número limitado de productos y pocos mercados ha venido en aumento. De hecho, según cifras de la ONU, la participación de estos pocos productos –cobre (HS74); minerales de cobre y hierro (HS26); litio (HS28); y maderas (HS44); así como algunos productos agrícolas y alimentos (HS01 a HS24)–, que ya era muy alta a comienzos del siglo XXI, en los últimos 20 años se incrementó de 81% a 84%. Es por cierto muy preocupante que la “buena salud” de nuestra balanza comercial dependa de solo unos pocos productos.

Y –como si eso no fuera suficiente– también aumentó significativamente la concentración de nuestras ventas internacionales en unos pocos mercados. Mientras que........

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