Lo que un análisis estadístico medianamente responsable debiese hacer es comparar, en una primera instancia, los resultados del año 2022 con los años prepandémicos.
En este escrito me propongo rebatir los argumentos presentados por la senadora RN Paulina Núñez en su columna “El 2024 y la crisis de seguridad: no más excusas”, publicada el 8 de enero en El Mostrador.
Sostengo que la presentación e interpretación de los datos que la senadora realiza son sesgados y profundamente tendenciosos. Pareciera ser que su finalidad no es la de analizar de un modo fehaciente y responsable la denominada “crisis de seguridad” en el Chile actual, sino simplemente fundamentar una posición política que tienda a la conformación de un Estado autoritario, con el fin de apaciguar la crisis de hegemonía experimentada por los sectores gobernantes. En este sentido, la posición de Núñez es solo un ejemplo de la derechización de la derecha transicional, dispuesta a bailar la música puesta por la extrema derecha radical. La táctica, según se observa en las intervenciones tuiteras de su adelantado candidato presidencial, José Antonio Kast, también se nutre de imputar al Presidente Gabriel Boric y su gobierno la responsabilidad sobre cada hecho delictivo ocurrido en el país.
Para afirmar que la crisis de seguridad se ha profundizado, la senadora Núñez presenta como primera evidencia que hubo “un 5,5% de aumento de los delitos de mayor connotación social respecto del 2022, sin contar que el año que recién pasó dichos delitos se incrementaron un 45,3% en relación con 2021”. La estadística presentada es parcial e incompleta, ya que sugiere que, durante los últimos dos años, los delitos de mayor connotación social han aumentado más de........