Una mirada ética al problema de la migración forzada
Uno de los pocos momentos en que se ha llegado a un acuerdo global fue en 2018, cuando 184 de los 193 países que integran las Naciones Unidas suscribieron en Marrakech el Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular.
La migración es un fenómeno que acompaña al ser humano desde siempre. Basta recordar que las más grandes religiones nos legaron los relatos migratorios de personajes como Buda, Abraham, Moisés, Jesús, San Pablo o Mahoma, que traspasaron las fronteras físicas y culturales de su tiempo.
En esas tradiciones espirituales la movilidad humana dignificaba a la persona, porque se entendía como una fuente de enriquecimiento intercultural.
Pero hoy migrar es mayoritariamente un drama penoso, por el carácter forzado de sus causas. Y a nivel político, uno de los asuntos más polarizadores del debate a nivel mundial. Y aunque todos los países son parte de los ciclos migratorios, ya sea como lugar de origen, destino, retorno o tránsito, parece imposible entablar una conversación serena para encontrar soluciones justas y eficaces para enfrentar las causas y los efectos de estos procesos.
Uno de los pocos momentos en que se ha llegado a un acuerdo global fue en 2018, cuando 184 de los 193 países que integran las Naciones Unidas suscribieron en Marrakech el Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular. El pacto de Marrakech fue la primera ocasión en que se formalizó un acuerdo internacional que explícitamente buscó ordenar y dar seguridad al flujo migratorio, especialmente de........
© el mostrador
visit website