Quedan menos de 10 meses para los Juegos Panamericanos de Santiago y la máquina organizativa funciona a todo vapor: los grandes proyectos de infraestructura avanzan con velocidad, apurados luego de lamentables y costosas postergaciones, y la corporación a cargo de la justa deportiva empieza a reclutar a personal y voluntarios para tener todo a punto el 20 de octubre próximo.

En esta etapa frenética de gastos y contrataciones contra el tiempo, es más importante que nunca que los organismos que manejan recursos del Estado, muy elevados por lo demás (se habla de una cifra total superior a los US$ 600 millones de gasto fiscal), mantengan una estricta observancia de las normas de probidad y cuidado de los caudales públicos.

No está de más recordar que luego de los Juegos Odesur de 2014 la Contraloría General de la República cuestionó rendiciones y exigió aclarar el paradero de $1.800 millones, cuyo rastro se “perdió” entre los muchos egresos que exige una cita polideportiva de envergadura.

Y las señales de los meses previos a Santiago 2023 no son tan alentadoras en la materia.

La Contraloría está muy inquieta por los retrasos en las obras del Parque Deportivo del Nacional. Según informó Chilevisión, en el contrato firmado en el gobierno de Sebastián Piñera se establecía que los trabajos debían haber sido entregados a mediados de 2022, pero la realidad es que continúan hasta hoy. De acuerdo al órgano contralor, correspondía aplicar multas por más de $1.600 millones a la constructora a cargo, pero la actual dirección del Instituto Nacional del Deporte (IND) no las ha cursado, porque ha llegado a acuerdos con la empresa.

Este último problema es más bien administrativo, pero hay otros que son derechamente escándalos.

El IND se querelló en diciembre contra el exadministrador del Estadio Nacional, Roberto Rojas Valenzuela, por apropiarse de más de 700 metros de rejas que fueron reemplazadas en el marco de la renovación del recinto para los Juegos, las que vendió en $12 millones a un particular.

Los hechos fueron descubiertos en una auditoría realizada por la Contraloría durante el pasado gobierno, y le costaron el puesto a Rojas, que ahora deberá defenderse en tribunales.

Un caso como este recuerda los peores momentos de Chiledeportes, cuando operadores políticos sin escrúpulos aprovecharon las fallas de fiscalización interna para hacer y deshacer con proyectos truchos a comienzos de siglo.

Es difícil que movimientos tan burdos como el de las rejas del Nacional se repitan o queden impunes en el camino a los Panamericanos, el certamen deportivo más grande que se realizará en Chile desde el Mundial de 1962, pero sí es posible, a la luz de los antecedentes, que el desorden, el apuro y la falta de control generen forados que aparecerán después, cuando las tribunas se vacíen, las luces se apaguen y las medallas ya estén entregadas.

Por eso es mejor preocuparse ahora, para poder gozar sin culpas de una fiesta que hace mucho merecíamos.

Andrés Solervicens
Coordinador de Deportes
QOSHE - El otro desafío panamericano - Columna
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El otro desafío panamericano

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26.01.2023

Quedan menos de 10 meses para los Juegos Panamericanos de Santiago y la máquina organizativa funciona a todo vapor: los grandes proyectos de infraestructura avanzan con velocidad, apurados luego de lamentables y costosas postergaciones, y la corporación a cargo de la justa deportiva empieza a reclutar a personal y voluntarios para tener todo a punto el 20 de octubre próximo.

En esta etapa frenética de gastos y contrataciones contra el tiempo, es más importante que nunca que los organismos que manejan recursos del Estado, muy elevados por lo demás (se habla de una cifra total superior a los US$ 600 millones de gasto fiscal), mantengan una estricta observancia de las normas de probidad y cuidado de los caudales públicos.

No está de más recordar que........

© El Mercurio


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