Señor Director:

Exploro paralelos que inviten a discusión en tema de estilos democráticos imperantes.

Sostengo que si se examina cierta tendencia subyacente en sociedades de la era, el común denominador es un síndrome de democracias cansadas.

Y para mejor especificidad agrego un carácter: democracias que han devenido en líquidas. Es decir en fluidos de intercambios sociopolíticos que aumentan sus oleajes, y llegan a cuestionar los perímetros de los sistemas democráticos.

Las formas de operar en muchas democracias modernas se han alterado por al menos tres vías: la irrupción de las redes sociales (insumidas por la rapidez y lenguaje sin regla); la emergencia de la calle y plaza pública no como puntos de exhibición de causas, sino como campos de batalla; la desaparición de la tradición donde eran partidos políticos macizos los que contribuían a ordenar debates y reducir la beligerancia de llaneros solitarios rebeldes.

Estamos habitando sociedades más líquidas, las que parecen en el mundo social como más dinámicas, aunque en la praxis de las cosas… esa fluidez y espontaneidad… va reduciendo la calidad de diálogos que son necesarios.

En mi opinión personal —mirando América—, lo que aquí esbozo genera un “espejismo de acción”: uno que no guarda —al final del día— una relación factual con resultados políticos, sociales, económicos. Cierto, en un mundo masivamente visible como en este siglo nuevo la población observa y consume espectáculos: variados, rápidos, hasta prescindibles.

Si el lector mira de cerca la fuerte polarización política en los Estados Unidos; el fraccionamiento en el Perú; la brecha de distanciamientos entre bloques políticos de Argentina; el alzamiento provocado en la capital del Brasil; las violencias día a día en México; la criminalidad en países de Centroamérica, esa lista no puede dejarnos indiferente.

Por cierto tiendo a incluir a Chile en el grupo precedente, por más signos de civilidad y de estabilidad que aún existen.

Ninguno de los casos nombrados puede eximirse del test que importa a ciudadanos de carne y hueso: ¿estamos progresando en los propósitos reales como sociedad organizada?

En 2022 y en lo que va de 2023, mi opinión es que poco; casi nada.

La diversa gran América está situada hoy en era de espectáculos. Muy mediáticos.

Solo recordar que la paciencia ciudadana posee ciertos límites; que se exigirán resultados concretos.

La fluidez de agua espontánea que corre al azar por aquí y por allá, habrá de encontrar límites. Así espero.

Eduardo Aninat Ureta

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Democracias líquidas del presente

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20.01.2023
Señor Director:

Exploro paralelos que inviten a discusión en tema de estilos democráticos imperantes.

Sostengo que si se examina cierta tendencia subyacente en sociedades de la era, el común denominador es un síndrome de democracias cansadas.

Y para mejor especificidad agrego un carácter: democracias que han devenido en líquidas. Es decir en fluidos de intercambios sociopolíticos que aumentan sus oleajes, y llegan a cuestionar los perímetros de los sistemas democráticos.

Las formas de operar en muchas democracias modernas se han alterado por al menos tres vías: la irrupción de las redes sociales (insumidas por la rapidez y........

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