La Cuenta Pública es una oportunidad para evaluar y reflexionar sobre los logros alcanzados, los desafíos enfrentados y las políticas implementadas. Es también la ocasión para reorientar la gestión, alinear a los partidarios e influir en la agenda del debate público.
Desde la segunda vuelta presidencial, con los últimos resultados electorales y en esta cuenta, se observa una preocupante desconexión del Presidente con los partidos de su coalición de gobierno y de estos con la realidad del país. Esta desconexión se manifiesta en la falta de comprensión de las necesidades y aspiraciones de la ciudadanía, así como en la adhesión a posturas ideológicas inflexibles que obstaculizan el progreso y la búsqueda de soluciones efectivas a los desafíos que enfrenta el país, especialmente en seguridad, inmigración y terrorismo.
Si bien algunos principios y valores de la izquierda pueden ser loables, es fundamental reconocer que la aplicación de políticas rígidas y preestablecidas no siempre se ajusta a las necesidades específicas de cada contexto. La realidad es dinámica y compleja, y requiere de enfoques flexibles y adaptados a la situación actual. Las palabras y algunos anuncios del Presidente parecen ir en ese sentido, pero ahí aparece la desconexión con parte importante de su coalición, cuando algunos exigen avanzar en el programa y si no, pasar a la “vía de hecho” y con ocasión de la conmemoración de los 50 años del Golpe buscarán polarizar y volver a dividir a los chilenos. Esto ya lo vimos: un aplaudido discurso en Enade por la mañana y, en la noche, apegado al programa, una nueva empresa estatal y, lo mismo, con el “Gas de Chile”.
En lugar de escuchar y entender las preocupaciones y aspiraciones de las personas, los partidos de gobierno han optado por imponer una agenda basada en sus propias convicciones, generando una brecha entre la dirigencia y el pueblo, y erosionando la confianza en su capacidad para representar los intereses de la mayoría.
Preocupante es su tendencia a aferrarse a viejos modelos y recetas, sin reconocer los cambios sociales, económicos y tecnológicos. La realidad del siglo XXI exige un enfoque renovado y adaptado a los desafíos actuales, pero algunos sectores de la izquierda han mostrado resistencia a abandonar viejas narrativas y propuestas que han perdido vigencia. Esto limita su capacidad para proponer soluciones innovadoras y efectivas a los problemas contemporáneos.
Tratándose de un Presidente que llega con el puño izquierdo en alto, se esperaban avances y anuncios en materia de “igualdad y justicia social”, y no en seguridad, violencia y respeto a la autoridad, que nunca son agenda de la izquierda. Pero en esto, la solución no pasa solo por comisiones, leyes y presupuestos, sino que requiere hacerse cargo del “activismo judicial” y, sobre todo, contar con la credibilidad de que existe una voluntad verdadera. Esa credibilidad no se construye solo con palabras, por grandilocuentes que suenen, y una Cuenta Pública no es suficiente, cuando las convicciones de sus partidarios son otras.
Más allá de un discurso que buscó despertar emociones y mostrar arrepentimiento, empatía, cercanía y ánimo de acuerdos, detrás continúa la idea de avanzar con su programa de gobierno, construido a partir de un diagnóstico desconectado, ideológico y elitista.
Para superar esta desconexión, no solo el Presidente, sino que sus dirigentes y partidos deberán reconectar con la realidad del país, escuchar a la ciudadanía y ser receptivos a diferentes puntos de vista. Es crucial que se promueva un diálogo constructivo y se busquen consensos, sin descartar ni descalificar ideas y propuestas provenientes de otras corrientes políticas que, en este momento, representan mejor a la mayoría de los chilenos.
Patricio Dessaillant B.
QOSHE - Cuenta desconectada - Columnaaccount_circleinfobrightness_mediumcancel
La Cuenta Pública es una oportunidad para evaluar y reflexionar sobre los logros alcanzados, los desafíos enfrentados y las políticas implementadas. Es también la ocasión para reorientar la gestión, alinear a los partidarios e influir en la agenda del debate público.
Desde la segunda vuelta presidencial, con los últimos resultados electorales y en esta cuenta, se observa una preocupante desconexión del Presidente con los partidos de su coalición de gobierno y de estos con la realidad del país. Esta desconexión se manifiesta en la falta de comprensión de las necesidades y aspiraciones de la ciudadanía, así como en la adhesión a posturas ideológicas inflexibles que obstaculizan el progreso y la búsqueda de soluciones efectivas a los desafíos que enfrenta el país, especialmente en seguridad, inmigración y terrorismo.
Si bien algunos principios y valores de la izquierda pueden ser loables, es fundamental reconocer que la........