Estas semanas ha habido una polémica en torno a decir “Feliz Navidad” o “Felices Fiestas”. Los que defienden eliminar el real concepto de la Navidad, lo hacen según ellos, para ser “inclusivos”. Para ellos, la Navidad “ofende a algunos”, por lo que, para integrar, hay que desdibujarla, convertirla en “una fiesta de regalos”. Eliminar el pesebre y ensalzar el árbol de Navidad de la tradición pagana germana.
Pero lo cierto es que la Navidad es una fiesta cristiana, se conmemora y celebra el nacimiento de Cristo, la renovación del mundo. El olvido del sentido real de la festividad se ha hecho a través de lo que “los progres” acusan permanentemente en otros, la “apropiación cultural”. Es una fiesta cristiana, que, en el sentido de religión universal católica, abre la opción de salvación para todos, es total y plenamente inclusiva. Tan inclusivo como el concepto de “persona”, única e irrepetible, digna en sí misma, libre, creada a imagen y semejanza de Dios. Todos conceptos cristianos ya que vivimos y hablamos desde la Cultura Cristiano Occidental.
El 25 de diciembre es y será un día especial para Occidente. Es la fecha tradicionalmente vinculada al nacimiento de Jesús, momento en el que según la creencia el hijo de Dios se hizo carne y habitó entre nosotros. Lo que JRR Tolkien denomina el verdadero mito, la eucatástrofe. Algo tan importante que implicó un........