Me gustó porque, aunque recele de algunas teorías de Sigmund Freud, parece lógico que el ser humano pueda necesitar de ser oído, sin orden ni concierto previos, para organizar sus recuerdos, y así, empezar a sanar. No olvido que a veces este plan falla, pues el lenguaje es creación externa que tiene el poder de entorpecer a cierta expresión íntima; emerge entonces como indispensable alguna voz queda que embosque a aquello que ha venido envenenando a dicha alma, parasitándola tal vez, incluso hasta hacerse parte integral de ella. En este orden de ideas, la novela logra convertir en recurso literario el claro........