Vamos por partes. Ningún producto tiene que tener el mismo costo en todo el mundo. De hecho, la revista The Economist creó el índice ‘Big Mac’ para calcular la inflación en cada país de acuerdo con el costo local de la afamada hamburguesa. En México, la carne tiene un valor, en Bulgaria, otro, y ni qué decir en Colombia. Así pasa con cada ingrediente. Nuestro café, por ejemplo, es carísimo en Estados Unidos y en casi todo el mundo, pero aquí nos tomamos un ‘americano’ (un tinto, como lo llamamos acá) por unos pocos centavos de dólar. Si hubiera que tomarlo al precio internacional, prácticamente nadie tomaría café en nuestro país.
Con eso se define buena parte de la competitividad de una economía. Nuestra mano de obra, calculada por el valor de la hora de trabajo, es barata y, por tanto, muy competitiva. En materia de recursos ambientales, tenemos agua barata y en abundancia,........